jueves, 14 de julio de 2016

fiera domesticada


ojalá brote de tu llanto un dolor frío carcomido 
como tu corazón manoseado y vendido a mi infierno 
tras haber destrozado mi confianza 
– y no puedas insultarlo como poema 

quise buscar en tus ojos 
algunas piedras o algún resto de amor, 
¿y sabes qué? 

ya habías almorzado, 
y las estrellas, de repente 
estaban llorando por mis flores sobre tu epitafio 

ahora aprietas los dientes con rabia 
te muerdes la lengua
 mientras yo misma armo creo construyo una religión 
donde bailar 
encima de tu tumba 
es el único sagrado mandamiento 

tu tupido pelaje, que trenzaba con versos de poesía 
se convertirá en ceniza enterrada junto a tu recuerdo 

Lobo mudo, 
no me llores. 
No me aúlles tus palabras de melancolía, 
no ahora, que ya sé 
que sólo soy un foco nocturno 
al que miras cuando no sabes qué hacer. 

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