ojalá brote de tu llanto un dolor frío carcomido
como tu corazón manoseado y vendido a mi infierno
tras haber destrozado mi confianza
– y no puedas insultarlo como poema
quise buscar en tus ojos
algunas piedras o algún resto de amor,
¿y sabes qué?
ya habías almorzado,
y las estrellas, de repente
estaban llorando por mis flores sobre tu epitafio
ahora aprietas los dientes con rabia
te muerdes la lengua
mientras yo misma armo creo construyo una religión
donde bailar
encima de tu tumba
es el único sagrado mandamiento
tu tupido pelaje, que trenzaba con versos de poesía
se convertirá en ceniza enterrada junto a tu recuerdo
Lobo mudo,
no me llores.
No me aúlles tus palabras de melancolía,
no ahora, que ya sé
que sólo soy un foco nocturno
al que miras cuando no sabes qué hacer.
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