martes, 8 de diciembre de 2015

Platos rotos.


No te acabas de ir nunca, y la noche chilla tu nombre. Vuelves a caer por las escaleras, rodando hasta mis brazos, riendo.
"El que juega con fuego, se quema".
Entonces, se me ilumina la sonrisa.
Y retomo lo que quería hacerte Neruda.

– ¿Cómo puedes amarla a ella?
— Yo te amo a ti.
– Ni siquiera sabe el color de tus pupilas.
— Los suyos, a diferencia de los tuyos, son marrones.
– Yo he escuchado llorar a cada una de tus pestañas, joder.
— Sus ojos me mantienen en la tierra.
– Grítame, grítalo, ¡joder!
— ¡Eres mi peor error!
– ¡Comé(te)me otra vez! 

lunes, 16 de noviembre de 2015

Pérdida

Chica especialista en perder cosas, busca que la encuentren.

Según dicen, se ha perdido y ha olvidado dejar un rastro de migas de pan para volver atrás. 
Más bien, ni lo recuerda, puede que se las hayan comido los cuervos que crió.
Ya la había advertido su querido Escandar: "miedo; tenedlo". 

Se considera una de las mariposas que puede salir y hacerte salir de lo estático. 

Está marcada con una X por el destino, y es efímera e inmortal. 

Se lame sus propias heridas y se limpia el alma con saliva.
Cose y remenda sus daños con aviones de papel, que luego quema.

Fue vista por última vez cerca del paraíso del infierno de alguna boca.

Es aficionada a enamorarse de puentes suicidas que parecen sonrisas, a saltar desde tejados, a tocarle serenatas a la luna y a autolesionarse de vez en cuando; causándose dolores verticales de barriga por reír.

Tiene un ave fénix en la muñeca izquierda y en el corazón.

Ha resurgido de sus cenizas cientos de miles de veces; 
soplando en ellas buscando amagos de dientes bonitos, 
que no sean de león. 

Es la quinta vez que resucita.

Ha enterrado su pasado, aunque sigue visitándolo y llevándole flores.

Admite que vive en un martes 13 constante.

Si la veis:
sonreídle.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Lentes de sintacto.

Elle se ha comprado unas lentillas.
Y se ha maquillado. 
Se ha maquillado.
Le he preguntado que porqué,
pero me ha ignorado. 

¿Por qué, Elle, por qué?
Contéstame, pequeña.
  "Mis ojos,
ven mejor maquillados"
contestaste. 
Me contestaste. 
Y te miraste al espejo. 
Y te reíste del reflejo
tanto, tantísimo
que reíste 
hasta reventarlo. 

¿Qué te pasa, Elle?
¿Qué te pasa, pequeña?
¿Qué has probado?

"No me pasa nada,
ríe conmigo;
ríe hasta sacar toda la mierda
y reventar tus pulmones".
"Nada", me repito. 
Nada.
Ríes. Tomas.
Y te metes de todo,
menos drogas. 

"Esta noche, me toca.
Esta es mi noche, cariño".
Y te vuelves a reír.
Y le escupes al miedo a la cara.
"A estas alturas, pequeña,
de todo
menos vértigo".

Ahora, 
comprendo.
"Nada",
es lo más cerca a destruirlo todo
desde tus ojos. 

sábado, 15 de agosto de 2015

Mi ovejita de peluche.

Tengo una ovejita de peluche.
Es mi compañera de almohadas,
de sueños
y pesadillas,
de resacas,
de lagrimas 
y de amores platónicos 
conformes. 

Ella es la que escribe mi lista de pecados compartidos.

Me quiere mucho, yo lo sé. 
Cuando yo río, ella me mira. 
Cuando lloro, la abrazo. Y ella me corresponde. Y me escucha. Y a veces, también llora conmigo. 

Ella me entiende. Y se queda conmigo los días de lluvia. 

Le conté de tus promesas. 
Esas de "prometo quedarme contigo los días de lluvia",
esas de "te quiero".

Desde entonces, mira desde mi cama a la ventana.
Me dice que afuera, ya no llueve
pero que dentro, dentro se acerca el temporal.

Me repite que ya no llueve, que es verano.


Es verdad.
Ya no llueve.
Ahora lluevo.
Ya no estás.
Y, claro.

sábado, 1 de agosto de 2015

Cómo -no- hacer el amor.

Desnudé mi alma y mis miedos y comencé a a acariciarle los suyos.

— ¿Qué haces? — me preguntó asustada.

— Tranquila, se llama amor — respondí, mientras le tomaba de la mano.

— Deshazlo — me contestó.

Subterfugio 1

Me asomo al espejo.
Veo curvas rectas,
indirectas con puntería.

Veo defectos,
que van ganando
a las "virtudes".

Veo piezas rotas,
a las cuales cuando -auto- abrazo
hago rechinar
y suenan cristales
que se clav...
se clavan,
entre las costillas
y en el lado izquierdo de mi pulmón.

Veo un rompecabezas
al que le faltan piezas,
muchas piezas.

Veo kamikazes;
veo sombras
que me persiguen;
veo fantasmas;
ecos entre líneas
que rebotan en cavidades;
miedo, mucho miedo.

Veo asco, ira, odio, soledad
haciéndole compañía a la impotencia.

Veo muros infranqueables,
veo Berlín en tiempos de guerra.

Veo ruinas en las no queda amor,
veo Roma, haciéndome cenizas.

Veo ruidos a descompás
que caminan a las afueras de París.

Veo a Madrid, a Cibeles
con sus leones domados.

Veo los canales de Venecia
siendo llorados,
- por mí -.

Me vuelvo a asomar.
Delante, veo a pesar de todo una sonrisa.
Y detrás de ella,
me 
veo 

mí.