Desnudé mi alma y mis miedos y comencé a a acariciarle los suyos.
— ¿Qué haces? — me preguntó asustada.
— Tranquila, se llama amor — respondí, mientras le tomaba de la mano.
— Deshazlo — me contestó.
— ¿Qué haces? — me preguntó asustada.
— Tranquila, se llama amor — respondí, mientras le tomaba de la mano.
— Deshazlo — me contestó.
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