domingo, 7 de febrero de 2016

Ansiedad 2





Hoy, un retrato, muerto, ha vuelto a acercarse a mí.

Se ha fijado en la grieta por la que sale la poca luz que causan mis palabras al brillar,
y se ha colado por ella.

Ha bajado
por mis terminaciones nerviosas
haciéndome cosquillas
obstruyéndome
las neuronas.

Me lleva la mano de pulmón a pulmón,
de corazón a corazón,
pellizcando mis sesos
y mi sexo,
mientras gime
y exhala
mi nombre.

Sale de mí
con la cabeza baja
y la misma vergüenza
de quien se pierde
a sí mismo.

Hay una luz
iluminando mis dedos de los pies.
Sus ojos, son el faro que me guía
a un campo de minas
que construí
hace un milenio.

A pasos de rascacielos,
voy bailando
por encima de ellas,
sobrevolando mis noséquéhayconmigo
estayanosoyyo
quéhehechoahora
y la sombra huye
conmigo
de mí.

Y entonces, soy grito y cristal
irónicamente cortando
con absoluta fragilidad.

Y me tiritan los ojos
oyendo cenizas
mientras de mi reloj sale una bailarina
con las manos y el alma retorcidas.

Juega a hacer equilibrio
en mis pestañas
con un calibre 38 en la nuca,
entrelazando su nostalgia con la ausencia.

Resopla,
y el frío
de su corazón
hace que de su diminuta nariz salga vaho
y polvo de estrellas,
que me envuelve
y me devuelve al presente.

Mi presente: humo, hielo, arañazos.
Nirvana y orgasmos de carcajadas e ira;

qué bonito hablan los hechos.

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