Elle se ha comprado unas lentillas.
Y se ha maquillado.
Se ha maquillado.
Le he preguntado que porqué,
pero me ha ignorado.
¿Por qué, Elle, por qué?
Contéstame, pequeña.
Contéstame, pequeña.
"Mis ojos,
ven mejor maquillados"
contestaste.
Me contestaste.
Y te miraste al espejo.
Y te reíste del reflejo
tanto, tantísimo
que reíste
tanto, tantísimo
que reíste
hasta reventarlo.
¿Qué te pasa, Elle?
¿Qué te pasa, pequeña?
¿Qué te pasa, pequeña?
¿Qué has probado?
"No me pasa nada,
ríe conmigo;
ríe hasta sacar toda la mierda
y reventar tus pulmones".
"Nada", me repito.
Nada.
Ríes. Tomas.
Y te metes de todo,
menos drogas.
"Esta noche, me toca.
Esta es mi noche, cariño".
Y te vuelves a reír.
Y le escupes al miedo a la cara.
"A estas alturas, pequeña,
de todo
menos vértigo".
Y te vuelves a reír.
Y le escupes al miedo a la cara.
"A estas alturas, pequeña,
de todo
menos vértigo".
Ahora,
comprendo.
"Nada",
es lo más cerca a destruirlo todo
desde tus ojos.