miércoles, 19 de agosto de 2015

Lentes de sintacto.

Elle se ha comprado unas lentillas.
Y se ha maquillado. 
Se ha maquillado.
Le he preguntado que porqué,
pero me ha ignorado. 

¿Por qué, Elle, por qué?
Contéstame, pequeña.
  "Mis ojos,
ven mejor maquillados"
contestaste. 
Me contestaste. 
Y te miraste al espejo. 
Y te reíste del reflejo
tanto, tantísimo
que reíste 
hasta reventarlo. 

¿Qué te pasa, Elle?
¿Qué te pasa, pequeña?
¿Qué has probado?

"No me pasa nada,
ríe conmigo;
ríe hasta sacar toda la mierda
y reventar tus pulmones".
"Nada", me repito. 
Nada.
Ríes. Tomas.
Y te metes de todo,
menos drogas. 

"Esta noche, me toca.
Esta es mi noche, cariño".
Y te vuelves a reír.
Y le escupes al miedo a la cara.
"A estas alturas, pequeña,
de todo
menos vértigo".

Ahora, 
comprendo.
"Nada",
es lo más cerca a destruirlo todo
desde tus ojos. 

sábado, 15 de agosto de 2015

Mi ovejita de peluche.

Tengo una ovejita de peluche.
Es mi compañera de almohadas,
de sueños
y pesadillas,
de resacas,
de lagrimas 
y de amores platónicos 
conformes. 

Ella es la que escribe mi lista de pecados compartidos.

Me quiere mucho, yo lo sé. 
Cuando yo río, ella me mira. 
Cuando lloro, la abrazo. Y ella me corresponde. Y me escucha. Y a veces, también llora conmigo. 

Ella me entiende. Y se queda conmigo los días de lluvia. 

Le conté de tus promesas. 
Esas de "prometo quedarme contigo los días de lluvia",
esas de "te quiero".

Desde entonces, mira desde mi cama a la ventana.
Me dice que afuera, ya no llueve
pero que dentro, dentro se acerca el temporal.

Me repite que ya no llueve, que es verano.


Es verdad.
Ya no llueve.
Ahora lluevo.
Ya no estás.
Y, claro.

sábado, 1 de agosto de 2015

Cómo -no- hacer el amor.

Desnudé mi alma y mis miedos y comencé a a acariciarle los suyos.

— ¿Qué haces? — me preguntó asustada.

— Tranquila, se llama amor — respondí, mientras le tomaba de la mano.

— Deshazlo — me contestó.

Subterfugio 1

Me asomo al espejo.
Veo curvas rectas,
indirectas con puntería.

Veo defectos,
que van ganando
a las "virtudes".

Veo piezas rotas,
a las cuales cuando -auto- abrazo
hago rechinar
y suenan cristales
que se clav...
se clavan,
entre las costillas
y en el lado izquierdo de mi pulmón.

Veo un rompecabezas
al que le faltan piezas,
muchas piezas.

Veo kamikazes;
veo sombras
que me persiguen;
veo fantasmas;
ecos entre líneas
que rebotan en cavidades;
miedo, mucho miedo.

Veo asco, ira, odio, soledad
haciéndole compañía a la impotencia.

Veo muros infranqueables,
veo Berlín en tiempos de guerra.

Veo ruinas en las no queda amor,
veo Roma, haciéndome cenizas.

Veo ruidos a descompás
que caminan a las afueras de París.

Veo a Madrid, a Cibeles
con sus leones domados.

Veo los canales de Venecia
siendo llorados,
- por mí -.

Me vuelvo a asomar.
Delante, veo a pesar de todo una sonrisa.
Y detrás de ella,
me 
veo 

mí.